Además de los errores constantes con las nóminas, tenemos el modo en que se nos hace entrega de ellas, se deja encima de una mesa y que cada cuál se coja la suya, casi como si estuvieramos en una tienda rebuscando alguna ganga, señores, ¡seriedad!, ¡que las nóminas contienen datos confidenciales!
Suponemos que los altos cargos de la empresa tendrán a una persona encargada de servirle un café, el periódico y su nómina, ¿o no?.