En la mesa negociadora del convenio de WFS, que según la dirección de dicha empresa estaría en proceso; aunque a la vista con cero resultados de momento, tan sólo se sentó una mujer. ¿Dónde está la representatividad femenina en un órgano tan importante como éste para la toma de decisiones? ¿Por qué la negociación colectiva en WFS, que debe tratar temas tan importantes que nos incumben a todos y todas, está relegada en su totalidad a los hombres? Ni puede aportar una visión integradora, ni puede ser coherente, ni puede ser positiva.
En WFS todos y todas sabemos lo que tenemos y lo que viene. Llevamos años viviéndolo. Desigualdad en salarios, discriminación de género en la escala de categorías laborales y ascenso profesional, inexistencia total o negación de políticas de conciliación, subrepresentación femenina en los puestos de dirección o mando… A la vista de los resultados está que “el comité de sabios” hasta ahora no hizo bien su trabajo. Entonces, ¿qué se puede esperar de un nuevo convenio si se sigue aplicando la misma fórmula? ¿Qué se puede esperar de un nuevo convenio en cuya negociación ni tienen voto, ni se escucha la voz de las trabajadoras? Formamos un 30% de la plantilla pero no nos engañemos; según la estructura actual de la organización y gestión de trabajo estamos supeditadas a las decisiones y gestión del grupo selecto de varones.
¿Se puede cambiar? Sí. Según la legislación actual sobre la igualdad de género, las empresas de más de 250 trabajadores/oras tienen la obligación de elaborar y aplicar un plan de igualdad; reglamento que de por sí, parte de una visión androcéntrica ya que solamente un 0,8% de las empresas en España tienen más de 250 trabajadores en plantilla. Pero existe la opción de voluntad y sobretodo reivindicación. El marco de la ley actual habla de los mínimos pero siempre nos queda vía abierta para reclamar las condiciones que lo pueden superar. Entonces no perdamos el tren y pongámonos manos a la obra.