La empresa, empecinada en que se usen los cascos, no por nuestra seguridad y salud, si no por cumplir lo que ellos entienden por legalidad, ha conseguido con ello que un compañero con una perdida de audición motivada por los años que lleva trabajando en la empresa, atropelle a otro compañero que estaba trabajando.
Nos sorprende que el chaleco reflectante que nos obligan a ponernos no le haya salvado del atropello, si, ese chaleco que tanto nos abriga en verano cuando estamos a 40ºC dentro del almacén. La respuesta de la empresa ha sido informar al hombre con perdida de audición que a partir de ahora no podrá usar más la carretilla elevadora, obligándole a estar 8 horas tirando cajas de más de 30 kg.
Todo ello no hubiera ocurrido si hubiera más personal, se atenuara el trabajo repetitivo y monótono, se rotara mas en los diferentes puestos de trabajo, se hicieran los descansos que la ley de prevención de riesgos laborales establece, o se dignaran a pasarse por cargo el personal del departamento de prevención de riesgos laborales de Flightcare, o la mutua FREMAP hiciera acto de presencia alguna vez.